

Recordando Nuestra Historia
Ubicación Geográfica
Imperio Azteca

Los aztecas procedían del noroeste de América del Norte, Aridoamérica, y estaban organizados en pequeños clanesx nómadas que perseguían la caza. Así llegaron a los alrededores del entonces valle de los Anáhuac (a partir de ahí se desarrollarón en ciudades más grandes).
Después de sufrir numerosas persecuciones los Aztecas se establecieron en un islote de la laguna de Texococo , donde hacia el año 1325 fundaron la ciudad de Tenochtitlan, actual México D.F.
Con la decadencia de la cultura Maya la cultura Azteca domino la zona que antes ocupaban estos, aunque con una menor presencia que los anteriores. Los Aztecas acostumbraban a ocupar zonas más secas y menos boscosas, por lo que en su mayoría estaban sobre el istmo de Tehuantepec y ocupando las actuales sierra madre, más la oriental que la occidental
Historia
Origen de los Aztecas: El control político del populoso y fértil valle de México fue confuso después del año 1100 d.c. Gradualmente, los aztecas, una tribu del norte , asumirían el poder después del año 1200 d.c. Los aztecas eran un pueblo indígena de América del Norte, pertenecían al grupo nativo Nahuat. Los aztecas también pueden ser llamados Mexicas (de ahí el termino México). El pueblo azteca migro hacia el valle de México ( o Anahuac) en el principio del siglo XIII d.c. y se asentaron inicialmente en la isla mayor del lago de Texcoco, siguiendo instrucciones de sus dioses para establecerse donde viesen una águila posada en un cactus, devorando una cobra.
Imperio Azteca:A partir de esta base formaron una alianza con otras dos ciudades - Texcoco y Tlacopan - contra otro pueblo llamado Atzcapotzalco, lo derrotaron y continuaron las conquistas a otras ciudades del valle durante el siglo XV d.c., cuando controlaban todo el centro del valle de México formaron una confederación o Imperio Azteca, cuya base económica-política era el modo de producción tributaria. A principios del siglo XVI, sus dominios se extendían de costa a costa, teniendo al norte a los desiertos norteamericanos y al sur al territorio de los Mayas.
Los aztecas, alcanzaron un alto grado de sofisticación tecnológica y cultural, eran gobernados por una monarquía electiva, y se organizaron en diferentes clases sociales, tales como nobles, sacerdotes, guerreros, comerciantes, agricultores y esclavos. Ademas de tener una escritura pictográfica y dos calendarios (astronómico y litúrgico)
Al estudiar a la cultura Azteca, se debe prestar especial atención a tres aspectos: la religión, que demandaba sacrificios humanos en gran escala, particularmente al dios de la Guerra, Huitzilopochtli; la tecnología avanzada, como la utilización eficiente de chinampas ( islas artificiales construidas en los lagos para la agricultura) y la vasta red de comercio y sistema de administración tributaria.
El imperio Azteca era formado por una organización estatal que sobrepaso militarmente a diversos pueblos y comunidades de Mesoamerica. Según Jorge Luis Ferreira, los aztecas poseían una superioridad cultural que hizo justificable su hegemonía política sobre las numerosas comunidades precolombinas de estas regiones, aunque otros autores refieren que en el periodo anterior a su expansión los aztecas estaban en el mismo estadio cultural que sus vecinos de otras etnias. Por un proceso muy especifico, una expansión militar rápida, pasaron a subyugar, dominar y grabar con impuestos a todos los pueblos que conquistaron. Es importante recordar que estos aspectos los habrían tornado en dominantes, y no por una supuesta sofisticación cultural propia y autónoma
Llegada de los conquistadores españoles
Su civilización tuvo un final abrupto con la llegada de los españoles, a comienzos del siglo XVI. Los aztecas se convirtieron en aliados de Hernán Cortez en el año 1519. El gobernante azteca Moctezuma II considero al conquistador español la personificación del Dios Quetzalcóatl y no reconoció en él un peligro para su reino. Los aztecas recibieron a Cortez amigablemente, pero posteriormente el tlatoani (gobernante azteca) seria tomado como prisionero. En el año 1520 hubo un a revuelta azteca y Moctezuma II (llamado también
Moctezuma Xocoyotzin) fue asesinado. Su sucesor, Cuauhtémoc (hijo del hermano de Moctezuma II), el último gobernante azteca, resistió a los invasores, pero en el año 1521 Hernán cortez sitio a la ciudad capital de los aztecas, Tenochtitlán, y subyugo al imperio Azteca, muchos pueblos de etnia no azteca, sometidos a la confederación azteca, se unieron a los conquistadores españoles contra los aztecas para obtener su independencia del yugo opresor azteca sin imaginar que los europeos serían más despiadados y opresores..
Doctrina (Creencias Religiosas)
Mito de la Creación del Mundo
Los aztecas tenían varios mitos de la creación, resultado de la integración de distintas culturas. En uno de ellos, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl se dan cuenta de que los dioses se sienten vacíos y necesitan compañía. Por ello necesitan crear la tierra. Existía solo un inmenso mar, donde vivía el monstruo de la tierra. Para atraerlo, Tezcatlipoca ofrece su pie como carnada y el monstruo sale y se lo come. Antes de que se pueda sumergir, los dos dioses lo toman, lo estiran para dar a la tierra su forma. Sus ojos se convierten en lagunas, sus lágrimas en ríos, sus orificios en cuevas. Después de eso, le dan el don de la vegetación para confortar su dolor. Y posteriormente se dieron a la tarea de crear a los primeros hombres.
Según otro mito conocido como «La leyenda del quinto sol», en el principio, todo era negro, sin vida, muerto. Los dioses se reunieron en Teotihuacan planteándose la cuestión de quién tendría la carga de crear al mundo, para lo cual uno de ellos se tendría que arrojar a una hoguera. Dos de ellos fueron seleccionados como víctimas para tal fin.
Sin embargo el más fuerte y vigoroso, al momento de lanzarse a la hoguera, retrocede ante el fuego; por lo que el segundo, un pequeño dios, humilde y pobre (usado como metáfora del pueblo azteca sobre sus orígenes), se lanza sin vacilar al fuego, convirtiéndose en el Sol. Al ver esto, el primer dios, sintiendo coraje, decide arrojarse a la hoguera, convirtiéndose en la Luna.
Incluso así, los dos astros siguen siendo inertes en el cielo y es indispensable alimentarlos para que se muevan. Entonces otros dioses deciden sacrificarse y dar el agua preciosa que es necesaria para crear la sangre. Por lo tanto, se obliga a los hombres a recrear eternamente el sacrificio divino original.
Dioses
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Huitzilopochtli (también Mextli, Mexitl, Uitzilopochtli): el dios supremo de Tenochtitlan, patrono de la guerra, el fuego y el sol. Guía, protector y patrono de los aztecas (A quienes ordenó llamarse Mexicas a partir de aquel momento) desde su salida de Aztlan. Su nombre significa Colibrí Zurdo (O izquierdo) o Colibrí del sur.
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Quetzalcóatl (también Tlahuizcalpantecuhtli): Serpiente de plumas preciosas, dios creador y patrono del gobierno, los sacerdotes y los mercaderes. Asociado con Ehecatl como viento divino. Uno de los cuatro hijos de la pareja primigenia.
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Tonatiuh o Tonatiuhtéotl (en náhuatl: tonatiuh, ‘el sol’‘tonatiuh, sol’)? en la mitología Azteca es el dios del Sol. El pueblo mexicano lo consideró como el líder del cielo. También fue conocido como elQuinto Sol, debido a que los mexicas creían que asumió el control cuando el Cuarto Sol fue expulsado del cielo, y de acuerdo a su Cosmogonía, cada sol era un dios con su propia era cósmica y según los aztecas, ellos aún se encontraban en la era de Tonatiuh (Nahui-Ollin).
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Tezcatlipoca (también Omácatl, Titlacauan): El Espejo Humeante, omnipotente dios de los gobernantes, hechiceros y guerreros; de la noche, la muerte, la discordia, el conflicto, la tentación y el cambio; daba y quitaba las riquezas y era el protector de los esclavos. Siniestro rival de Quetzalcóatl en muchos mitos. Puede aparecer como un jaguar, además de sus otros muchos Tonales.
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Tláloc (también Nuhualpilli): El que Hace Brotar a las Cosas, Licor de la Tierra, grande y antiguo proveedor y dios de la lluvia, la fertilidad y el rayo. Uno de los cuatro hijos de la pareja primigenia (Ometecuhtli y Omecihuatl). Dios creador y uno de los cuatro soles. Fue uno de los dioses más viejos de toda Mesoamérica y tenía un templo gemelo junto al de Huitzilipochtli en Tenochtitlan.
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Tonāntzin (en náhuatl: tonantzin, ‘nuestra madre venerada’‘to, nuestro; nāntli, madre; tzīntli, diminutivo reverencial’)? en la cultura y mitología mexica es el término que se le designaba a distintas deidades femeninas, principalmente para Coatlicue, Cihuacóatl y Teteoinan (madre de los dioses) .
Animal Sagrado
El venado- era símbolo de cacería, un animal valioso para las ofrendas, “manik” es su nombre en el calendario.
El jaguar- todos los pueblos de Mesoamérica le rindieron culto, por su temperamento y belleza. Balam, en Maya es jaguar y también era el nombre de los sacerdotes que interpretaban la voluntad de los dioses.
La abeja- se relaciona con el dios de los mercaderes, los cuatro puntos cardinales y Bacabes.
La lechuza-también como “pájaro muán”. La lechuza o búho está asociado con la muerte se encuentra junto al dios del inframundo.
El perro- símbolo de destrucción y muerte. Debía ayudar a su amo en el camino y auxiliarlo para cruzar el rio del inframundo.
La tortuga-asociada con la astronomía, la lluvia y en el calendario es el rayo, también representa el solsticio de verano por la lentitud de sus movimientos.
El jaguar-el mayor félido de América, que una vez se expandió a lo largo de todo el continente, hoy se encuentra en extinción. Para las civilizaciones Maya, Inca y Azteca, este animal representó a las energías bestiales y la fortaleza. El mejor reflejo de ellos es que, usando sus pieles y tomando su nombre, los "Guerreros Jaguar" fueron unidades de élite, en las fuerzas militares de la época.
Águila-esta ave rapaz, simbolizaba todo el mundo aéreo y sus plumas fueron una constante en los rituales indígenas de toda América. Era considerado el animal que más se eleva, el que más lejos ve y por ello simbolizaba superioridad. Los "Guerreros Águila", eran la élite militar de la nobleza azteca, encargados de misiones de reconocimiento y espionaje.
Sitio Sagrado
Los aztecas o mexicas son el pueblo dominante en el norte y centro de Mesoamérica entre principios del siglo XIV y la llegada de los españoles en 1521 aproximadamente. Poseen una religión sincrética que absorbe y añade a su panteón los dioses de los pueblos conquistados a lo largo de los siglos, especialmente una vez asentados en el valle de Anáhuac, en el centro de México.
Panorámica del conjunto arqueológico de Uxmal.
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Tenochtitlán: capital de imperio mexica-azteca entre 1325 y 1521, con la llegada de los españoles.
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Teotihuacán: ciudad multiétnica, capital cultural del valle de México entre el 292 a. C. y el 900 d. C.
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Malinalco: centro ceremonial donde se ordenaban los guerreros aztecas. El Cuauhcalli o Casa del Sol es uno de los pocos edificios monolíticos del mundo.
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Cholula: cuando llegan los españoles, Cholula petenece al imperio azteca, pero podía haber formado parte de la cultura tolteca anteriormente. Aquí se encuentra la pirámide más grande construida nunca (véase toltecas). Los aztecas creían que había sido construida por Xelhua, uno de los siete gigantes que escaparon a la inundación y se refugiaron en el monte Tlalocan, residencia del dios de la lluviaTláloc, en el paraíso terrestre.

Tenochtitlán

Teotihuacan

Malinalco

Cholula
Ritos Funerarios
A los muertos destinados al Mictlan se les solía amortajar en cuclillas, envolviéndolos bien con mantas y papeles y liándolos fuertemente. Antes de quemar el bulto mortuorio, se ponía en la boca del difunto una piedrecilla (de jade, si se trataba de un noble); esa pequeña piedra simbolizaba su corazón y le era puesta en la boca para que pudiera dejarla como prenda en la séptima región del inframundo, donde se pensaba que había fieras que devoraban los corazones humanos. Asimismo, ponían entre las mortajas un jarrito con agua, que había de servirle para el camino. Sus prendas y atavíos eran quemados para que con ese fuego venciera el frío a que tenía que enfrentarse en una de las regiones del más allá donde el viento era tan violento que cortaba como una navaja.
La abundancia de papel que se empleaba en el amortajamiento le habría de servir para superar otra de las pruebas: el paso entre dos montañas que se juntaban impidiendo el tránsito. También se le entregaban al difunto algunos objetos de valor para que los obsequiara a Mictlantecuhtli o a Mictecacíhuatl, señor y señora de los muertos, al Ilegar a la última etapa de su accidentado viaje. Tocaba a los ancianos dirigir las ceremonias fúnebres, desde el amortajamiento ritual hasta la incineración del cadáver y el entierro de las cenizas. Todo se Llevaba a cabo en medio de fórmulas mágicas y recomendaciones al difunto para que acertara en sus pasos por el más allá.
Después de la incineración, que se cumplía entonando cánticos, los ancianos rociaban con agua los residuos humanos; los colocaban en una urna y los enterraban en alguno de los cuartos de la casa, sin omitir la piedrecilla que le habían puesto en la boca al difunto, ofrendas varias y el infaltable perrito que habría de ayudar a su amo en su viaje por ultratumba.
Los informantes de Sahagún refirieron que era costumbre poner todos los días ofrendas en el lugar donde estaban enterrados los huesos de los muertos. Creemos que tal afirmación no se debe tomar al pie de la letra, pero pone muy de relieve el culto y atenciones de que eran objeto los difuntos. Ciertamente, las ofrendas eran obligatorias a los ochenta días de la muerte, y cada año hasta cumplirse los cuatro que duraba el viaje al Mictlan. Eso, independientemente de las fiestas que el calendario ceremonial establecía para el culto de los muertos. Bastaría recordar que el sexto día de los veinte que constituyen la división básica del calendario azteca Llevaba el nombre de Miquiztli (muerte), y que el noveno y décimo meses de los 18 que tiene el año náhuatl estaban dedicados al culto de los muertos, primero de los niños y luego de los adultos.
Volviendo un poco a lo que señalábamos acerca de los entierros, conviene aclarar que las cenizas y huesos de los nobles no eran enterrados en un aposento cualquiera, sino en lugar sagrado, por lo general en las proximidades de un templo. El aparato ritual en esos casos era mucho más complicado, e implicaba la muerte de numerosos esclavos. Bernardino de Sahagún lo consigna en estos términos: «y así también mataban veinte esclavos y otras veinte esclavas, porque decían que como en este mundo habían servido a su amo asimismo han de servir en el infierno; y el día que quemaban al señor luego mataban a los esclavos y esclavas con saetas..., y no los quemaban juntamente con el señor sino en otra parte los enterraban».
Todo lo apuntado en los párrafos anteriores sobre ritos funerarios, se refiere sólo a los muertos destinados al Mictlan, los únicos cuyos cuerpos eran quemados. De los destinados al Tlalocan, Sahagún dice expresamente que «no los quemaban sino enterraban los cuerpos de los dichos enfermos y les ponían semillas de bledos entre las quijadas, sobre el rostro, y más poníanles color de azul en la frente, con papeles cortados, y más en el colodrillo poníanlos otros papeles, y los vestían con papeles y en la mano una vara» (4). Dicha vara era una rama seca que se enterraba juntamente con el cadáver, en la convicción de que, llegando el difunto al Tlalocan, aquella rama reverdecería en señal de haber sido aceptado su portador en el paraíso de Tláloc.
En las honras fúnebres y entierros de las mujeres muertas en parto había aspectos muy peculiares: después de múltiples abluciones al cadáver de la mocihuaquetzqui (mujer valiente), se le vestía con sus mejores galas y, llegada la hora del entierro, que se hacía a la puesta del sol, el marido la Llevaba a cuestas hasta el patio del templo dedicado a las cihuateteo, donde habría de ser sepultada.
Formaban el cortejo fúnebre los parientes y amigos de la muerta, armados todos «con rodelas y espadas y dando voces como cuando vocean los soldados al tiempo de acometer a los enemigos». Tales actitudes, además de rituales, tenían una función práctica, pues debían defenderse de los guerreros jóvenes, que irrumpían contra el cortejo fúnebre con el propósito de apoderarse del cadáver y cortarle el dedo central de la mano izquierda y los cabellos, prendas a las que atribuían poder mágico para adquirir valor en la lucha e infundirles miedo a los enemigos. También los salteadores -por motivos parecidos- procuraban hacerse del cadáver para cortarle el brazo izquierdo. Por eso el marido y otros deudos de la difunta, durante cuatro noches seguían velando en el lugar donde se había hecho el entierro.
El ceremonial luctuoso para los guerreros caídos en la lucha era aún más complicado, abundando las fórmulas laudatorias y concluyendo, antes del entierro, con la quema de una figura de palo representando al difunto con todas sus insignias.
Por lo que se refiere al cuerpo de los sacrificados, los testimonios son variados y hasta cierto punto contradictorios.
Conviene precisar dos cosas:
1. La práctica de la decapitación después del sacrificio era muy habitual; la cabeza de la víctima solía ser destinada al Tzompantli, monumento fúnebre donde se exponían los cráneos de los sacrificios.
2. El discutido recurso al canibalismo. Es verdad que en determinadas ocasiones algunas partes del sacrificado eran comidas. Pero hay que decir que en esos casos se trataba de un canibalismo meramente ritual. Como aclara Alfonso Caso, «el canibalismo azteca era un rito, que se efectuaba como una ceremonia religiosa, a tal punto que el que había capturado al prisionero no podía comer su carne, pues lo consideraba como su hijo. No hay que olvidar que para los aztecas las víctimas humanas eran la encarnación de los dioses a los que representaban y cuyos atavíos llevaban, y al comer su carne practicaban una especie de comunión con la divinidad...».
Para abundar en el argumento de Alfonso Caso, tengamos presente que, en efecto, no pocas veces el sacrificado era al mismo tiempo ofrenda y representación del dios. James George Frazer recuerda como el más notable ejemplo universal entre los ritos de sacrificio humano del dios, el festival Llamado Toxcatl, el mayor del año mexicano: «sacrificaban anualmente a un joven en el carácter de Tezcatlipoca, 'dios de dioses', después de haber sido mantenido y adorado como aquella gran deidad en persona por un año entero».
Organización Religiosa
Para los aztecas la religión fue considerada fundamento y explicación de todo lo existente; no había fenómenos naturales como lluvias, truenos, inundaciones, veranos o inviernos, si los dioses no lo deseaban. Según la religión azteca, dioses y naturaleza permanecían en estrecha relación. Más de 1.600 deidades formaban el panteón azteca, entre ellas, dioses y diosas de la agricultura, fertilidad, bien, mal, fuego, lluvia, mundo, creación, espacio y todas las actividades realizadas por el hombre.
Religión politeísta y sanguinaria. Los sacrificios humanos eran un ritual, en donde los esclavos o prisioneros de guerra servían de víctimas para congratular a los dioses. La practicaban en los teocalis (teo: los, cali: casa) o templos, donde, sobre una piedra, los sacerdotes hacían el sacrificio de corazones.
Los aztecas aceptaban dioses de los pueblos dominados, como Quetzalcoati, la serpiente emplumada, y Tezcatlipoca, dios tolteca de la guerra. El principal dios de origen azteca era Huitzilopochtli, protector y guía de los aztecas en su migración.
Innumerables templos, en lo alto de gigantescas pirámides de piedra, dominan la ciudad. Los más importantes son los de Huitzilopochtli, dios del Sol, y de Tláloc, dios de la lluvia. Son divinidades exigentes y crueles que sólo consienten mostrarse benévolas a cambio de sacrificios humanos reiterados. Otro dios, en extremo misterioso, desempeña un papel principal en la historia de los aztecas: Quetzalcoatl, la "Serpiente emplumada".
Según la tradición, había sido desterrado por el dios de la guerra y había de reaparecer para reconquistar su reino. Y lo más curioso es que, a diferencia de los indígenas, que eran de piel morena y sin barba, Quetzalcoatl era descrito como "hombre blanco y barbado".
HUEHUETÉOTL-XIUHTECUHTLI
Escultura que representa al dios Huehuetéotl-Xiuhtecuhtli, dios viejo y del fuego, Señor del año. Se le ve en forma de un anciano desdentado y barbado en posición sedente. En la parte posterior tiene un caparazón de tortuga.
Esta escultura fue encontrada en el antiguo convento de Betlemitas del Centro Histórico de la Ciudad de México y es similar, aunque de mayor tamaño, a otro que se encuentra en Basilea, Suiza.
Este dios ocupa el centro del universo y representa la dualidad Ometéotl, el dios Dos. Habita en la parte más alta del nivel celeste, el Omeyocan, pero ocupa el centro del universo.
En diversas ofrendas del Templo Mayor de los Mexicas se encontraron esculturas de esta deidad presidiendo las ofrendas, ya que este templo se consideraba el centro de la cosmovisión de este pueblo.
Hay un antiguo canto nahua que nos da las características de Huehuetéotl- Xiuhtecuhtli como madre y padre de los dioses que habita los diversos niveles de la estructura universal. Dice así: Madre de los dioses, padre de los dioses, el dios viejo tendido en el ombligo de la tierra, metido en un encierro de turquesas. El que está en las aguas color de pájaro azul, el que está encerrado en nubes. El dios viejo, el que habita en las sombras de la región de los muertos el señor del fuego y del año.
Huizilopochtl
Dios nacional Azteca. Sus orígenes se encuentran en un antiguo caudillo tribal de los tiempos nómadas, divinizado tras su muerte. Es el dios que confirió a los aztecas su peculiar mesianismo, al tomarlos como el pueblo elegido, en manos del cual pone el destino de mantener al universo en funcionamiento: alimentando con sangre a Tonatiu, el disco solar, divinidad que el propio Huitzilopochtli irá absorbiendo progresivamente. Guió a los aztecas en su peregrinación desde el lago Aztlán hasta México- Tecnochticlán.
Tezcatlipoca: Dios azteca del cielo nocturno. Dios a la vez creador y a la vez destructor. Dios de la pureza y el pecado. Inventor del fuego, patrón de los príncipes.
TEZCATLIPOCA
Tezcatlipoca es "El espejo humeante", dios común y contrario a otras deidades del panteón prehispánico. Es patrono de guerreros, príncipes y hechiceros; dios del frío que representa el cielo nocturno; dios de la providencia - que era invocado en los momentos de más peligro - y que tenía el don de la ubicuidad. Su atributo principal es el espejo que humea; su disfraz es el tigre y su emblema un cuchillo de obsidiana, que representa el viento negro.
Tezcatlipoca, junto con Quetzalcóatl, son los creadores del mundo y en ese mundo dual que todo lo regía, representaban la oscuridad y la luz, la maldad y la bondad. Consustancial y a la vez contrario a Quetzalcóatl, Tezcatlipoca es junto con éste quien levantó el cielo cuando se cayó al término del Cuarto Sol y ambos trazaron el camino que se ve en el cielo, la Vía Láctea. Comúnmente el espejo que lo caracteriza puede encontrarse en la sien o en lugar de uno de sus tobillos, lo que tiene su explicación: cuando en ciertas latitudes la constelación de la Osa Mayor (que los antiguos nahuas veían como un tigre) desaparece del cielo por el horizonte, la faltante estelar se traspola al propio cuerpo de Tezcatlipoca, a su propia esencia, como una suerte de mutilación.
La obsidiana es uno de los símbolos sustantivos de Tezcatlipoca, y no es de extrañar que la materia prima de esta escultura sea precisamente esta piedra. En ella se ve a la deidad sentada con las rodillas flexionadas, llevando los adornos característicos, como son las orejeras, el pectoral, las ajorcas y muñequeras, y el tocado, elaborado por una banda decorada con círculos en todo el derredor.
Tláloc
Dios azteca de la lluvia. Le ayudan unos genios llamados Tlaloque, que provocan los distintos tipos de lluvia. Su compañera es Chalchiuhtlique, dios de las aguas marinas.
Dios de la lluvia y de la fertilidad, Tláloc es, sin lugar a dudas, una de las deidades más representadas en el mundo prehispánico. Sin embargo, también tenía su lado negativo: enviaba las heladas que podían matar a las plantas. Es por eso que el hombre tenía que mantener el equilibrio del poder creador del dios por medio de ofrendas y oblaciones.
En la cultura maya se le conocía como Chac y entre los zapotecas de Oaxaca como Cocijo. Su antigüedad dentro del panteón mesoamericano se remonta al preclásico, lo que no es de extrañar dado que eran pueblos cuya econonía dependía en buena medida de la agricultura. Recordemos que para los mayas el hombre provenía del maíz y en los mitos del centro de México se habla de cómo los granos de maíz eran celosamente guardados por los tlaloques, ayudantes del dios, en el "cerro de los mantenimientos", el Tonalcatépetl.
xipetotec
Tlacaxipehualiztli, o fiesta del "Desollamiento de Hombres", en la segunda veintena del año, era una de las ceremonias más importantes. En ella los ritos de desollamiento estaban dedicados al dios Xipe-Tótec. Este ritual, de cuyo desarrollo dan cuenta Sahagún, Durán y otros testigos del siglo XVI, iba más allá del simple horror y crueldad que en él vislumbraron. Recordemos que Xipe-Tótec es el dios de la primavera; la tierra debe cambiar su piel muerta por una nueva y fresca que permita el surgimiento de nueva vegetación.